Cuentos Borgeanos

Estas fotos las tomé durante la grabación del videoclip de la canción "OCEANO", de Cuentos Borgeanos, dirigido por Eduardo Pinto y Oscar Frenkel.




Desayuno en Bogotá


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Horror vacuis

La parca esquina no quiere mentirnos,
se maldice de vientos y oscuras venas.
Procurará la matriz de espinas caerse,
abandonar la sal en pocos pantanales.

No hay sitio para lamentos baratitos,
la palabra nos exige un valor de siglos:
el miedo al vacío es regadera destepas,
hermosa negrura de vasta blanquedad.
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Cuentos de nanas 04 - El ritmo en el pan

Con ustedes, el tercer relato de Amalia Lú. ¡Disfrútenlo!


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Hijandante

La pestaña del mar que me toca llueve Mirandas.

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The child

Creado por Antoine Bardou-Jacquet para el DJ francés Alex Gopher.

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Los unos y los otros

Favela Paraisópolis, Morumbí, San Pablo (Brasil).

Dijo Nahuel en un comentario a este post: "¿De qué lado está la miseria?"


ADN.es

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Brindis

Para entender lo que sigue, ver aquí. No fue en febrero, pero gracias a mi amigo Federico Nielsen (abogado de corazón abierto) finalmente salió. Brindo por ello.

DIAZ EMILIO RAUL c/ DIOLI PAOLA MARCELA s/DIVORCIO ART. 214 INC. 2DO. CODIGO CIVIL

Buenos Aires, Noviembre 21 de 2007.-C

VISTOS:
Estos autos caratulados: "DIAZ EMILIO RAUL y DIOLI PAOLA MARCELA S/ DIVORCIO ART. 214 INC. 2º CODIGO CIVIL", en estado de dictar sentencia, de cuyas constancias, RESULTA:
I) A fs.8 los cónyuges Paola Marcela Dioli y Emilio Raul Diaz, promueven demanda de divorcio vincular fundados en la causal prevista en el art. 214 inc. 2º del Código Civil. Manifiestan que contrajeron matrimonio el 20 de marzo de 1992, unión de la cual nació:Miranda Diaz Dioli (15-08-95). Sostienen que se encuentran separados de hecho sin voluntad de unirse desde el 9 de setiembre de 1999.-
II) A fs.13vta., y fs.30 dictaminan los Ministerios Públicos y a fs.31 se llama "autos para dictar sentencia", y CONSIDERANDO:
I) Ambas partes requieren el divorcio vincular fundadas en la causal prevista por el art. 214 del inciso 2º del Código Civil. Manifiestan que se encuentran separados de hecho sin voluntad de unirse desde hace más de tres años. Ninguno de ellos efectuo reserva en cuanto a la inocencia o culpabilidad en la separación de hecho existente. Con la documentación obrante a fs.1 y 11 ha quedado acreditado el matrimonio de las partes celebrado el 20-03-92 y el nacimiento de: Miranda Diaz Dioli (15-08-95).
II) A tenor de lo dispuesto por el art. 232 del Código Civil, el reconocimiento de ambos cónyuges resulta suficiente para tener por acreditada la configuración de la causal invocada, tanto en su aspecto o presupuesto material (separación de hecho o interrupción en la cohabitación), como la falta de voluntad de unirse posterior al alejamiento, que por lo demás puede presumirse por el mero transcurso del plazo legal.-
En consecuencia, corresponde acceder a lo solicitado y decretar el divorcio vincular de las partes con los efectos de los arts. 206, 209 y concs. del Código Civil.-
III). En atención a lo acordado por las partes y conformidad del Ministerio Pupilar se homologará lo convenido por las partes a fs.20/21.
IV) Las costas, serán impuestas en el orden causado atento el reconocimiento de los hechos formulados.
Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y dictámenes de los Ministerios Públicos, FALLO: haciendo lugar a la demanda. En consecuencia, decrétase el divorcio vincular de los esposos: PAOLA MARCELA DIOLI y EMILIO RAUL DIAZ, por la causal prevista en el art. 214 inc. 2º del Código Civil. Declárase disuelta la sociedad conyugal (conf. art. 1306 del mismo ordenamiento). Homológase lo convenido por las partes a fs.20/21. Las costas se imponen en el orden causado. Notifiquese personalmente o por cédula y a los Ministerios Públicos en sus despachos. Cópiese, regístrese, firme o ejecutoriada que sea inscríbase a cuyo fin líbrese oficio al Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas. Inscripta, expídanse sendos testimonios. Oportunamente, archívese, previa comunicación al Centro de Informática Judicial.-
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Todavía

Respondo hondo, con la gula en la frente.
Resuelvo la ecuación de la alegría sola,
la locanción del amargot que me enaltece.

Estoy en la mitad de esta fiesta sin globos,
tengo algunas partes terminadas, con adobe,
pero ¿afortunadamente? aún me falta construir(me).

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El viaje

Hoy a la tarde, cuando me dirigía a una reunión laboral, viajé en el colectivo 168 (ex 90). Lo tomé en Salguero al 200 y me bajé en Federico Lacroze. Tardó 35 minutos, pero como me pareció mucho decidí condensarlo en 2 minutos con 50 segundos. Aquí les dejo el viajecito...


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Una

Mi espalda
porta una palabra
que jamás será dicha.
Ni desdicha.

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Cuentos de nanas 03 - El ritmo en el susuné

Aquí dejo, para las delicias del corazón, el segundo relato de Amalia Lú.
¡A gozar!

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Bring it on

Nick Cave @ The Bad Seeds

En este videoclip, cuyo contenido se va haciendo cada vez más explícito, vemos como nunca la disociación entre letra e imagen; por eso acompaño el video (violento) con la traducción de la (dulce) canción.



Recupéralo

Este jardín que construí para ti,
en el que te sientas y anhelas,
nunca lo dejaré, cariño.
No podría soportar volver
y encontrármelo sin cuidar,
con todos los árboles doblados hacia abajo.
Este jardín es nuestra casa, querida,
y no tengo ningún otro sitio donde ir.

Así que recupera,
recupera cada mínima lágrima.
Recupera cada miedo inútil.
Recupera todos tus sueños destrozados
y los esparciré por el mar, por el mar.

Los geranios en el alféizar de tu ventana,
los claveles, cariño, y los narcisos,
son flores ordinarias pero ansían tu luz
y tu temblorosa voluntad.
Todavía tiemblas, y yo también tiemblo.
Para ser honesto, no sé qué más hacer.

Así que recupera.
Recupera cada sueño olvidado.
Recupera cada pequeño proyecto.
Recupera cada pequeño miedo
y lo haré desaparecer.

Así que recupéralo, recupéralo.
Recupera cada pequeña cosa.
Recupera cada minúsculo miedo.
Recupera cada sueño destrozado
y lo esparciré por el mar.
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Hoy, estreno de "EL ACOSTAZO"

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Cuentos de Nanas 02 - El ritmo en las tetas

Con ustedes, el primer relato de la increíble Amalia Lú Posso Figueroa. Suban el volumen y abran las almas y los instintos...



Si no se ve hagan click aquí.
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Fulanos de nadie

Un jueguito autorreferencial... Quien me descubra que tire la primera piedra.

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Quel

Hay latidos que al vapor de las lágrimas se renuevan,
ignorando quel perdido pasito sería dado otras veces.

Rumiante de seres estaba la tarde, atareada de crines
cabalgaba sola la paciencia enredada entre mis penas:
una fe, en fetas, comulgaba humildemente con ellitas.
Y avanzaron muy juntas, aquella y esta, casinvencibles.
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Cuentos de Nanas 01 - Presentación

Dejo aquí un pequeño anticipo de lo que se viene en este blog... La conocí en Bogotá, en febrero de este año, mientras le hacíamos una entrevista para el documental en homenaje a Jaime Osorio. Ella no tenía un registro en video de su trabajo, así que nos ofrecimos a hacerlo... Amalia Lú Posso Figueroa es su nombre, Colombia su país y del Chocó son sus almas. Ella deja que sus nanas hablen, que nos musiqueen las penas.


Kinski, el papá de la belleza

"Le dije a Herzog en Europa que se fuera a la mierda y le colgué el teléfono. Poco después empezó Fitzcarraldo sin mí, con alguien de Nueva York y Mick Jagger en el papel de amigo de Fitzcarraldo. Ahora viene a Los Angeles con el rabo entre las patas y me suplica que haga la película. Después de unas cuatro semanas de rodar con el tipo de Nueva York, incluso Herzog, con su cerebro de imbécil, se ha dado cuenta de que ya puede tirar todo el material a la basura y empezar la película otra vez desde el principio. Por cuarta vez, ese bocazas ha visto a las claras que sin mí es un cero a la izquierda. Sin embargo, en Los Angeles intenta dármela con queso. Hago reescribir el contrato punto por punto, hasta que por fin, a medianoche, Herzog da su brazo a torcer y sale a toda pastilla de la oficina del abogado en Beverly Hills, dejándome el contrato firmado en blanco. Minhoi y Nanhoi están en Marin County. Voy al encuentro de mi babyboy para abrazarle y besarle de nuevo antes de irme a Sudamérica y pasar tanto tiempo lejos de él. Nanhoi se empeña en que le prometa dejar de fumar para siempre. Se lo prometo. Los cinco meses en la selva de Perú son muy parecidos a los de hace diez años, cuando rodamos Aguirre. De nuevo son la total imprudencia, ineptitud, incapacidad, arrogancia y falta de escrúpulos de Herzog las que ponen en juego una y otra vez nuestra vida y amenazan con echar a rodar definitivamente el rodaje y provocar un desastre financiero. De nuevo alimenta a la compañía con una bazofia incomible que hace cocinar con manteca de cerdo. De nuevo falta lo más imprescindible para que los miembros del equipo conserven las fuerzas y estén a salvo de enfermedades y contagios peligrosos. De nuevo faltan frutas, verduras y sobre todo agua potable. Soy el único que tiene especificada en el contrato una ración diaria de agua mineral, papaya y limones. Y soy el único que, a ser posible, evita tragarse esa comida de cerdos; en cuanto tengo ocasión, me aso en una hoguera pescados del río, aves silvestres o un pato salvaje. En cuanto Herzog huele el asado, se pega a mí como un moscardón y quiere zampárselo todo. Por mucho que le insulte y le injurie e incluso le amenace, en cuanto quiere algo de mí, vuelve a aparecer, como la malaria, como el pestazo que un montón de mierda desprende sin cesar. Enumerar y describir con detalles todas las vejaciones y malos tragos que nos hizo pasar en la selva -el cretinismo total de Herzog, su desvergüenza, su desfachatez, su brutalidad, su estupidez, su megalomanía y su falta de talento-, así como las consecuencias de todo ello, resultaría verdaderamente vomitivo, y sería una imperdonable pérdida de tiempo y energías. Es el mismo montón de basura podrida de diez años atrás, aunque aún más imbécil, descerebrado, paralítico y criminal. Día y noche lleva consigo un dietario de un estuche de cuero sujeto al cinturón, en el que anota sus observaciones mentirosas y fanfarronas sobre el rodaje. Además, ha contratado a un tipo que se hace llamar documentalista, Les Blank, que no piensa en otra cosa que en jalar y que tiene la misión de filmar un documental sobre Herzog. Ese tragaldabas es tan holgazán que se pasa el día durmiendo y se lo pierde todo. Si alguna vez, por casualidad, aparece en el momento y lugar adecuados, tarda tanto tiempo en sujetar la cámara al trípode que cuando empieza a filmar ya no hay nada interesante. Nunca filma a mano alzada. Seguro que movería la imagen, pero el motivo principal sin duda es la propia cámara, que le resulta demasiado pesada e incómoda. De nuevo Herzog y su cámara pasan semanas enteras sin lavarse. De nuevo la ropa se le queda rígida de tanta porquería. No es tierra, ni fango o lodo. ¡No: Porquería! Porquería suya: el sudor y la roña forman una masa untuosa que apesta como una bomba fétida incluso al aire libre. Ni siquiera cambian durante semanas, e incluso meses enteros, la fina pieza de cuero que se coloca sobre el borde de goma del objetivo, y que normalmente debe cambiarse diariamente por motivos higiénicos, hasta que llega a estar cubierta de una especie de moho gris negruzco y apesta de un modo tan insoportable que ya ni me acerco a la cámara. A eso se añaden una glotonería y una pereza francamente repugnantes; esos engendros duermen aún a las ocho o las nueve da la mañana, a pesar de que en la selva el día empieza a las tres de la madrugada, momento en que la luz más maravillosa y mágica revela la creación en su misteriosa fuerza y pureza. Ante mis ojos, la selva se alza del seno de una niebla matinal de colores, de la misma manera que un cuerpo nace del vientre de la madre. Todo es nuevo, joven e inmaculado. Hasta ahora, ningún ser humano ha visto eso en la pantalla de un cine. Hoy la niebla matinal es rosada, casi violeta. Me abro camino con el machete a través de la pared vegetal, hasta un lugar desde el que puedo ver, por encima del río, la escarpada orilla de enfrente, donde el pesado barco de trescientas cincuenta toneladas cuelga de un único cable de acero, como si se encaramase a las nubes rosadas y violáceas del cielo. Son las cuatro de la madrugada. Vuelvo corriendo al campamento a través de la selva y despierto a patadas a Herzog y su camarilla. Cuando Herzog ve con sus propios ojos lo que le he gritado en el oído, mueve por fin el culo y echa a correr a lo largo del río. Las cinco de la madrugada. En veinte minutos se deshará la niebla, y en la naturaleza nada se repite, nada es igual que la última vez. Conseguimos por los pelos filmar la toma que yo quería. Y así sigue la cosa, día a día, durante cinco meses. Una y otra vez, tengo que negarme a seguir el horripilante texto que ha escrito Herzog y sus "instrucciones" de director aficionado. Tengo que forzarle a rodar cada una de las secuencias que deseo. Tengo que enseñar a ese imbécil de operador dónde tiene que colocar la cámara y decidir el objetivo y el enfoque. No "ensayo" ni una sola escena. Digo "¡acción!", y sólo lo hago una vez. Ya estamos terminando la película. Unas pocas semanas más, y me libraré de ese insecto. La escena final la rodamos por anticipado en el barco, mientras navegamos por el Amazonas. Me hacen fumar un cigarro enorme. Estoy de pie en la cubierta del barco, cara al viento, que lanza contra mi cara y dentro de mis pulmones el humo negro que sale de la chimenea. Es el humo de los neumáticos que queman en la sala de máquinas, pues el barco, que se supone es de vapor, va impulsado en realidad por un motor Diesel. Cuando por fin está lista la secuencia, que filmamos con diferentes objetivos, tengo ganas de vomitar hasta la primera papilla. Me encuentro tan mal que estoy a punto de desmayarme. Y en eso se me acerca Herzog y me dice que quiere repetir la escena. ¡Ese perro sarnoso debe de haberse vuelto definitivamente loco! ¿"Quiere" que vuelva a pasar por el mismo infierno?! ¿¿¿¿y para qué???? ¡¡¡La escena ha salido perfecta, lo sé ¡!! ¡¡¡¡Ya basta!!!! Le doy a Herzog una patada en la cara al estilo kung-fú, derribándolo. El fotógrafo quiere captar la escena, y le tiro una silla. El muy cobarde pone pies en polvorosa. A continuación, bajo al entrepuente para no tener que ver la estampa vomitiva de Herzog.
-¿Hacía falta que te pusieras así?- me pregunta esa calamidad ambulante después de bajar al entrepuente con el rabo entre las piernas.
-Ya veremos -le digo- Si quieres más palos, los tendrás.
-¿Estas dispuesto a seguir rodando?- lloriquea ese gusano.
-Pues claro, majadero -le digo- ¿Para qué te crees que estoy aquí?"
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Zapatero y el rey regresan a España mascullando ira y vergüenza

Llegué a este artículo leyendo este post de Marilink, en el que Brocco (un lector español) lo citaba... Gracias a los dos, entonces.



Por Arturo Alejandro Muñoz (para Kaos en la Red)


NO OLVIDARÁN FÁCILMENTE el disgusto experimentado en la asamblea de la XVII Cumbre Iberoamericana los dos dignatarios españoles que hubieron de tragarse –a contrapelo y pese a sus investiduras- el ventarrón severo de ácidas críticas contra Aznar y algunas empresas hispánicas, efectuadas por los Presidentes de Nicaragua y Venezuela.

Días antes, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, anticipó lo que se venía encima de Juan Carlos y José Luis Rodríguez Zapatero, al recordar en su discurso el comportamiento de algunos empresarios en territorio del Guayas, especialmente con sus palabras: “empresarios se llamaron a sí mismos los causantes de las más devastadoras crisis humanas, moral y económica de Ecuador en el siglo XX. Empresarios se autotitularon quienes con su condición de depredador fueron, más que capitales golondrinas, aves de rapiña, rapaces saqueadores del patrimonio de sus pueblos. Podría dar muchos ejemplos de la triste y larga noche neoliberal en Ecuador".

Era, a no dudar, un flechazo dirigido contra el centro del corazón empresarial de los trusts europeos que, asociados con multinacionales norteamericanas y canadienses, han provocado en la mayoría de las naciones Latinoamericanas no sólo una profunda desigualdad social y económica sino, además, el arrasamiento del medio ambiente traducido en indiscriminadas talas de bosques, contaminación de hoyas hidrográficas, derretimiento de glaciares e intoxicación gravísima del aire respirable. Asuntos que por cierto jamás han hecho ni harán en sus países de origen.

Horas más tarde, el diablose presentó ante el Borbón y Zapatero endilgándoles una crítica sin anestesia la que comenzó con la acusación de ‘nuevo fascista’ con que Hugo Chávez remeció seguramente al ex Presidente del Gobierno español, el derechista Aznar. Y para no olvidar la guinda de la torta, el caraqueño abofeteó en vivo y en directo a una empresa hispánica que –según el propio Chávez- habría vapuleado económicamente (‘saqueado’ dijo el mandatario) al país de Simón Bolívar.

Minutos después, el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, aprovechando el viento de cola dejado por el discurso de Hugo Chávez, remató a los confundidos dignatarios españoles con conceptos similares, y aún peores. Ninguno de los presentes en ese instante, salió en defensa de los sacudidos europeos. Sería el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, quien reprendería más tarde al mandatario venezolano aconsejándole desestimar el uso de adjetivos fuertes cuando hiciese referencias a personalidades de cualquier signo y color político... pero defensa del Borbón y de Zapatero, nada.

Molesto a más no poder, dejando entrever que está acostumbrado a ser obedecido ciegamente aunque ordene una estupidez (y por allá en España ha ordenado calderadas de torpezas) Juan Carlos abandonó la sala de la asamblea no sin antes decirle a Hugo Chávez: “tú, cállate’, palabras que no produjeron efecto alguno en los dos mandatarios latinoamericanos, pues estos son conscientes de que es en esas reuniones donde pueden y deben expresar –cara a cara y sin temor- el malestar que carcome el alma de sus pueblos.

Quizá las palabras usadas, el tono mismo de la voz y las miradas directas, no hayan sido el mejor atributo de Chávez y Ortega en aquel momento, y quizá también el tono de voz y las palabras utilizadas por Borbón y Zapatero correspondan al non plus ultra del idioma castellano. Pero no son las palabras las que causan bienestar, desgracias ni muertes… son las acciones concretas, y en ellas la ventaja no corre precisamente a favor de los dos españoles presentes en la Cumbre.

Borbón y Zapatero olvidaron que por estos lados del planeta ellos no mandan ni ordenan. Son solamente dos jefes de estado invitados a una reunión. No están en su territorio. No están en sus colonias. No están en su casa. No están frente a sus huestes de incondicionales ni protegidos por la capa de sus patrones económicos y militares. Tampoco están frente a un grupo de obsecuentes lacayos, sino por el contrario están obligados a dar y recibir opiniones, críticas, alabanzas e incluso denuestos, pues sus interlocutores en la Cumbre Iberoamericana tienen la malhadada costumbre de pensar y razonar, asuntos en extremo peligrosos para los intereses de tiburones empresariales que siguen creyendo que América Latina es el patio de sus propias casas. ¿Eso pensaban también Borbón y Zapatero?

Olvidaron ambos –en fin- que por estos lugares la Corona y el báculo valen un maldito carajo si no van acompañados de honestidad, sapiencia y, lo más importante, de una historia personal y representatividad democrática que valide su calidad de líderes.

Volverán a España preguntándose ‘¿qué pasó?’, y la experiencia vivida de nada les servirá si no cuestionan seria y reflexivamente la actuación que algunos empresarios peninsulares han tenido –y siguen teniendo- en el subcontinente americano. Empresarios predadores que a no dudar han contado siempre con el absoluto apoyo de la monarquía, y ahora, ya lo sabemos, con el decidido empuje que el señor Zapatero les brinda desde Madrid.

Mientras tanto, algunos empresarios europeos ya han puesto sus barbas en remojo pues tienen muy en claro que los nuevos aires soplarán a favor de las poblaciones de nuestras repúblicas, y el esfuerzo de ellas no seguirá zozobrando en las estelas dejadas por las ambiciones desmedidas de multinacionales que han actuado con licencias de corsarios entregadas por un monarca que nada, pero nada de nada, tiene que hacer por estos lugares y, también, corsarios que se visten con ropajes regalados por un muy deshuesado político de apellido Zapatero, socio gestor de su comanditario Aznar.

Por último, el que Borbón, Aznar y Zapatero sean simples mayordomos de capitalistas sin bandera, Dios ni ley, es un asunto que los españoles deberán enderezar, pues en algunas naciones del sur del mundo ya se vislumbra el positivo efecto de la terapia aplicada. La Cumbre Iberoamericana así lo ha demostrado.


Como regalo final, y gracias a Ramble Tamble, les dejo este video del rey hablando de Franco...


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Animación sobre una pared

Eso, simplemente una pared. Y mucho talento. Pertenece a unos dibujantes y animadores italianos que tienen una excelente página y un lindo blog.


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Besándosel costado

Me dejó la alegría en punta ese vidrio de papel,
esa vieja catarsis repleta de futuro quedó en paz:
se recorrió las partecitas muy de tanto en tanto,
besándosel costado menos derecho de la lunantigua.

El rudo vaivén de mis ojos, ruidoso, se detuvo;
así el que dejó de ser océano vence a las mareas:
vengando tiempos nuevos en antañas pestañas.


Si te cansa leer, escuchalo...


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Los sabores del porro




Una canción de Pablo Flórez, cantada por Claudia Gómez.
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Sólo si ella

Y así partió, desnudo y sin botella,
agrio y parido por centuriaisladas.
El destino fue esta tierra de faltas,
esta partida de solcitos en desuso.
Buscó, dentro de ella, la fiel condena
que finalmente lo salvara del sudor.
Y halló canciones, vanas pasiones,
rigurosas pieles de pretérito ardor.
Pulió y tejía, vaciaba y olvidó, cedió
la nocturna hilacha al opresor final
que con abierto extremo le recordó
que un hombre apenas vive cuando
ella decide recorrerle el cuerponiente.


Si te cansa leer, escuchalo...

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Próximo

La tempestad tiene pájaros de sal en cada esquina,
furibundas muecas que los antiguos dejaron en fuego,
llagas de hambre, besos muertos, hambre de llagas.

Una implacable catarata de pieles nos rueda las partes,
nos querencia cada sol, cada inmensa patraña de mares:
no hubo placeres en el roto pasado de quienes dejé de ser.

Habrá entonces un hombre nuevo diciendo a los pequeños:
"Lo que viene será vuestra marcantigua. Perdón por eso".


Si te cansa leer, escuchalo...


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Furia



Vi en Internet más lamentos argentinos por Birmania que por nuestros compatriotas de Santiago del Estero. Eso somos.



Ver también lo que escribió Lola.
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Intimo (mujeres)

Así como la penamarga de Miguel
sigue fabricando eternos duelos
tengo bríos de río confluyendo,
espacios de sonrisas ahuecadas,
una mujer que me ansía entera
en su costado de comarca dura,
una hija de ovaritos incipientes
que me guarda los amores con dulzura
y una madre que de tan fuerte
se hace pedacitos con las almas.

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Miguel Hernández

Me sobra el corazón



Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué? ... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No véis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra corazón.

Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

MIGUEL HERNANDEZ

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Sol

El pañuelo de aves envuelve la cabeza del miedo;
así devora el sudor, la viejangustia, el asco.

El único verso que la noche puede recitarnos:
había paces en la plana regadera de estrellas.

Fue el magro papel, el inquieto futuro, la paz.
Soledad es un nombre, no una canción de almas.

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Yunta de letras

¿Y la marcantigua que el látigo funde?
¿La fugaz espiga que dejan las almas?
Aquella es vela, parca luz de desvelos;
esta es matriz, madeja para tejer sueños.

La palabra se desviste, se desmaya de cumbres.
Es pago y paraíso de quienes miran atrás.

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