Hay latidos que al vapor de las lágrimas se renuevan,
ignorando quel perdido pasito sería dado otras veces.
Rumiante de seres estaba la tarde, atareada de crines
cabalgaba sola la paciencia enredada entre mis penas:
una fe, en fetas, comulgaba humildemente con ellitas.
Y avanzaron muy juntas, aquella y esta, casinvencibles.
...Rumiante de seres estaba la tarde, atareada de crines
cabalgaba sola la paciencia enredada entre mis penas:
una fe, en fetas, comulgaba humildemente con ellitas.
Y avanzaron muy juntas, aquella y esta, casinvencibles.
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