Llegué a este artículo leyendo este post de Marilink, en el que Brocco (un lector español) lo citaba... Gracias a los dos, entonces.
Por Arturo Alejandro Muñoz (para Kaos en la Red)
NO OLVIDARÁN FÁCILMENTE el disgusto experimentado en la asamblea de la XVII Cumbre Iberoamericana los dos dignatarios españoles que hubieron de tragarse –a contrapelo y pese a sus investiduras- el ventarrón severo de ácidas críticas contra Aznar y algunas empresas hispánicas, efectuadas por los Presidentes de Nicaragua y Venezuela.
Días antes, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, anticipó lo que se venía encima de Juan Carlos y José Luis Rodríguez Zapatero, al recordar en su discurso el comportamiento de algunos empresarios en territorio del Guayas, especialmente con sus palabras: “empresarios se llamaron a sí mismos los causantes de las más devastadoras crisis humanas, moral y económica de Ecuador en el siglo XX. Empresarios se autotitularon quienes con su condición de depredador fueron, más que capitales golondrinas, aves de rapiña, rapaces saqueadores del patrimonio de sus pueblos. Podría dar muchos ejemplos de la triste y larga noche neoliberal en Ecuador".
Era, a no dudar, un flechazo dirigido contra el centro del corazón empresarial de los trusts europeos que, asociados con multinacionales norteamericanas y canadienses, han provocado en la mayoría de las naciones Latinoamericanas no sólo una profunda desigualdad social y económica sino, además, el arrasamiento del medio ambiente traducido en indiscriminadas talas de bosques, contaminación de hoyas hidrográficas, derretimiento de glaciares e intoxicación gravísima del aire respirable. Asuntos que por cierto jamás han hecho ni harán en sus países de origen.
Horas más tarde, el ‘diablo’ se presentó ante el Borbón y Zapatero endilgándoles una crítica sin anestesia la que comenzó con la acusación de ‘nuevo fascista’ con que Hugo Chávez remeció seguramente al ex Presidente del Gobierno español, el derechista Aznar. Y para no olvidar la guinda de la torta, el caraqueño abofeteó en vivo y en directo a una empresa hispánica que –según el propio Chávez- habría vapuleado económicamente (‘saqueado’ dijo el mandatario) al país de Simón Bolívar.
Minutos después, el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, aprovechando el viento de cola dejado por el discurso de Hugo Chávez, remató a los confundidos dignatarios españoles con conceptos similares, y aún peores. Ninguno de los presentes en ese instante, salió en defensa de los sacudidos europeos. Sería el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, quien reprendería más tarde al mandatario venezolano aconsejándole desestimar el uso de adjetivos fuertes cuando hiciese referencias a personalidades de cualquier signo y color político... pero defensa del Borbón y de Zapatero, nada.
Molesto a más no poder, dejando entrever que está acostumbrado a ser obedecido ciegamente aunque ordene una estupidez (y por allá en España ha ordenado calderadas de torpezas) Juan Carlos abandonó la sala de la asamblea no sin antes decirle a Hugo Chávez: “tú, cállate’, palabras que no produjeron efecto alguno en los dos mandatarios latinoamericanos, pues estos son conscientes de que es en esas reuniones donde pueden y deben expresar –cara a cara y sin temor- el malestar que carcome el alma de sus pueblos.
Quizá las palabras usadas, el tono mismo de la voz y las miradas directas, no hayan sido el mejor atributo de Chávez y Ortega en aquel momento, y quizá también el tono de voz y las palabras utilizadas por Borbón y Zapatero correspondan al non plus ultra del idioma castellano. Pero no son las palabras las que causan bienestar, desgracias ni muertes… son las acciones concretas, y en ellas la ventaja no corre precisamente a favor de los dos españoles presentes en la Cumbre.
Borbón y Zapatero olvidaron que por estos lados del planeta ellos no mandan ni ordenan. Son solamente dos jefes de estado invitados a una reunión. No están en su territorio. No están en sus colonias. No están en su casa. No están frente a sus huestes de incondicionales ni protegidos por la capa de sus patrones económicos y militares. Tampoco están frente a un grupo de obsecuentes lacayos, sino por el contrario están obligados a dar y recibir opiniones, críticas, alabanzas e incluso denuestos, pues sus interlocutores en la Cumbre Iberoamericana tienen la malhadada costumbre de pensar y razonar, asuntos en extremo peligrosos para los intereses de tiburones empresariales que siguen creyendo que América Latina es el patio de sus propias casas. ¿Eso pensaban también Borbón y Zapatero?
Olvidaron ambos –en fin- que por estos lugares la Corona y el báculo valen un maldito carajo si no van acompañados de honestidad, sapiencia y, lo más importante, de una historia personal y representatividad democrática que valide su calidad de líderes.
Volverán a España preguntándose ‘¿qué pasó?’, y la experiencia vivida de nada les servirá si no cuestionan seria y reflexivamente la actuación que algunos empresarios peninsulares han tenido –y siguen teniendo- en el subcontinente americano. Empresarios predadores que a no dudar han contado siempre con el absoluto apoyo de la monarquía, y ahora, ya lo sabemos, con el decidido empuje que el señor Zapatero les brinda desde Madrid.
Mientras tanto, algunos empresarios europeos ya han puesto sus barbas en remojo pues tienen muy en claro que los nuevos aires soplarán a favor de las poblaciones de nuestras repúblicas, y el esfuerzo de ellas no seguirá zozobrando en las estelas dejadas por las ambiciones desmedidas de multinacionales que han actuado con licencias de corsarios entregadas por un monarca que nada, pero nada de nada, tiene que hacer por estos lugares y, también, corsarios que se visten con ropajes regalados por un muy deshuesado político de apellido Zapatero, socio gestor de su comanditario Aznar.
Por último, el que Borbón, Aznar y Zapatero sean simples mayordomos de capitalistas sin bandera, Dios ni ley, es un asunto que los españoles deberán enderezar, pues en algunas naciones del sur del mundo ya se vislumbra el positivo efecto de la terapia aplicada. La Cumbre Iberoamericana así lo ha demostrado.
Como regalo final, y gracias a Ramble Tamble, les dejo este video del rey hablando de Franco...
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4 vaivenes:
Gracias! En ciertos temas notamos que no somos una sociedad tan libre como creemos.
A la ETA le dirá que se calle?. No es rey, quien no es creído por el pueblo como tal.
Zapatero...a tu zapato. Y Juan Carlos, al penoso lugar que la historia te ha dejado. (esto les diría yo).
Abrazos y gracias por pasar!
la nota es muy buena.pero aqui te mando una version conspirativa de la historia.Este hecho tuvo tres ganadores evidentes en ambitos diversos.Zapatero y el Rey Juan Carlos, lograron el apoyo de gran parte del electorado español para las proximas elecciones,por su firme actitud ante Chavez.Zapatero y Juan Carlos tienen una evidente alianza tactica.Las ultimas encuestas marcan un crecimiento del votoPSOE, y una revalorizacion de la imagen del rey.En america Latina la imagen furibunda del venezolano, gana terreno entre los pueblos.Es el abanderado de la lucha antifascista y por los derechos de todos los habitantes de nuestro continente.Chavez se esta jugando en venezuela una partida dificil y las manifestaciones de las derechas de todo pelaje lo jaquean.No habran elegido los tres el camino de una gran actuacion o sobreactuacion de la situacion para salir todos ampliamente favorecidos.Cuando dentro de unos meses los veamos nuevamente juntos y se traten civilizadamente, nos pondremos a pensar que no solamente en paquistan ocurren cosas raras.UN ABRAZO gustavo
Soy española, me considero republicana pero le reconozco al rey que no permitiera el golpe de estado militar y preservara la democracia. Deberías informarte un poquito más sobre las funciones del rey de España. El país es dirigido por el presidente del gobierno y sus ministros(elegidos democráticamente), las leyes se aprueban en las cortes y el rey lo que hace es sancionarlas. Sobre Chaves no digo nada, al principio me parecía alguien preocupado por su pueblo y su bienestar, pero eso de que no haya libertad de expresión me empieza a sonar a dictadura... pero como te digo no soy una experta en política hispanoamericana
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