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Fueron aquellos gestos de extinta estirpe
los que erigieron la estatua de quien fui;
la vana hendidura que nació herida y sed
dotó a mis terrorcitos de piedades viejas.

Redonda la esdrújula pena, la cuadrada fe:
naciente de noche me fue creciendo la edad
hasta volverse trigoteante, espuma y lunar.

Y fue regocijo la sonrisa de sabermentero,
de ahuyentar los cucos con tormenta y miel.

Una era se construye con ladridos de barro.


...

3 vaivenes:

Lola dijo...

Como el fénix sr., somo como el ave fénix... y esos cucos hacen al ave más sabia y fuerte (creo que ud. me dijo algo parecido alguna vez).

Me encantan tus paredes escritas pero andaba nostálgica de versos.

Gracias!

Anónimo dijo...

"...Redonda la esdrújula pena...", dice por ahí un silencio que huele a noche,

quizás en la hora en que devoran por enésima vez el hígado de Prometeo.

Orson Díaz dijo...

Lola: Vuelverso. Siempre.
Juan Pablo: Pasé por tu blog. Hermoso lo que palabrás. Hermoso.