Ellos tenían hartas las cabezas, y los cuerpos.
Su basta devastaba, la canción gruñía,
y munida de gruñidos fuseaba de pasión,
y de lalquimia histérica que los otros vendían.
No lugar ya para lágrima.
Ya no lágrima para lugar.
...Su basta devastaba, la canción gruñía,
y munida de gruñidos fuseaba de pasión,
y de lalquimia histérica que los otros vendían.
No lugar ya para lágrima.
Ya no lágrima para lugar.
2 vaivenes:
me se está dificultando comentarios dejarle...
sólo abrazos.
gracias por escribir.
Recibidos y de nada.
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