Leonard Cohen hace "Stranger Song", 1967. El habla por mí, y arrulla mis dolores.
Letraducida:
Es cierto que todos los hombres que conocías
eran jugadores de cartas que decían que habían acabado
con el juego cada vez que tú les dabas refugio.
Conozco esa clase de hombre.
Es duro sostener la mano de alguien
que está buscando alcanzar el cielo sólo para rendirse,
que está buscando alcanzar el cielo sólo para rendirse.
Y entonces, buscando rápidamente los monos que él ha dejado detrás,
descubres que no te dejó mucho, ni siquiera el que se ríe.
Como cualquier jugador, iba buscando la carta que es tan alta y salvaje;
él nunca necesitará repartirse otra.
El era sólo como otro José buscando un pesebre,
él era sólo como otro José buscando un pesebre.
Y entonces, apoyándose en el quicio de tu ventana,
él te dirá un día que tú causaste su deseo
de debilitarse con tu amor y calor y refugio,
y entonces, sacando de su cartera
un viejo horario de trenes te dirá:
"Ya te dije cuando vine que era un extraño,
ya te dije cuando vine que era un extraño".
Pero ahora otro extraño
parece querer ignorar sus sueños
como si fueran la carga de algún otro.
Oh, tú has visto esa clase de hombre antes,
su brazo dorado repartiendo cartas,
pero ahora está oxidado del codo hasta los dedos.
Sí, quiere cambiar el juego que conoce por refugio.
Tú odias observar a otro hombre cansado
dejar caer la mano como si estuviera
renunciando al sagrado juego del póker,
y mientras manda a sus sueños a dormir
tú notas que hay una autopista
que se enrosca como humo alrededor de su hombro,
que se enrosca como humo alrededor de su hombro.
Tú le dices que entre y se siente,
pero algo hace que te des la vuelta.
La puerta está abierta, no puedes cerrar tu refugio.
Intentas con el picaporte de la carretera,
se abre, no te asustes.
Eres tú, mi amor, tú quien es el extraño.
Eres tú, mi amor, tú quien es el extraño.
Bueno, he estado esperando, estaba seguro
que nos encontraríamos entre los trenes que estamos esperando.
Creo que es tiempo de subirse a otro.
Por favor, entiéndelo, nunca tuve un mapa secreto
que me llevara al corazón de éste o de cualquier otro asunto.
Cuando él habla así, tú no sabes lo que busca,
cuando él te habla así, tú no sabes lo que persigue.
Reunámonos mañana, si lo quieres, en la playa,
bajo el puente que están construyendo sobre algún río infinito.
Entonces él deja el andén por el coche cama que está caliente
y tú te das cuenta que él está sólo anunciando un refugio más.
Y llega a ti diciendo que él nunca fue un extraño.
Y tú dices: "Vale, el río u otro sitio más tarde".
Y entonces, buscando rápidamente los monos que él ha dejado detrás
descubres que él no te dejó, mucho ni siquiera el que se ríe.
Como cualquier jugador, iba buscando la carta que es tan alta y salvaje.
El nunca necesitará repartirse otra,
él era sólo como otro José buscando un pesebre,
él era sólo como otro José buscando un pesebre.
Y entonces, apoyándose en el quicio de tu ventana,
él te dirá un día que tú causaste su deseo
de debilitarse con tu amor y calor y refugio.
Y entonces, sacando de su cartera un viejo horario de trenes te dirá:
"Ya te dije cuando vine que era un extraño,
ya te dije cuando vine que era un extraño".
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