Riesgoteando estaban ellos, los madera.
Arañando futuros añejos, rompiéndolos.
Los madera conocían más de savia que de sabios
porque su vena era gigante, e íntegra.
Cada suelo fue montaña, cada cielo mar:
retando duelos los océanos lloran la sal.
Los madera odiaban lo hermético,
por eso estas palabras no se degustan:
se escupen.
Los madera
* Poesía
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