Queridos compañeros
Les agradezco que estén acá en esta puesta a punto con el Bebe que hace tantos años hacemos en el recuerdo de este viejo compañero luchador y fundador. Está allí en el tiempo y nos obliga a tratar de mantener la heterodoxia y la libertad de pensamiento que era tal vez una de las características centrales de ese paisano formidable. Porque la mejor manera de homenajear a los hombres grandes que se han ido no es mirando tanto para atrás sino mirando hacia el porvenir y hacia los desafíos; por eso quiero decir hoy esa consigna que durante diez años en dos campañas electorales sembramos a lo largo y a lo ancho: vender poco a muchos y no mucho a pocos. ¿Por qué? Porque el porvenir es incertidumbre e incertidumbre son los mercados. Porque los países cambian hasta de orientación política y de humor. Porque la independencia de un pequeño país se cultiva manejando la inteligencia y la interdependencia. Porque uno tiene que aprender de países inteligentes como Nueva Zelanda que le vende a ciento treinta y siete países.
Porque aprendimos que a la naturaleza del hombre no la podemos cambiar y entonces hay que luchar por libertad y comercio y no caer en la utopía que nos van a regalar y a arreglar los problemas de afuera hacia adentro. Los países pobres luchan y luchan para levantar la coraza que construyen los países ricos defendiéndose. Porque pierden la capacidad de competir con los países pobres productores de productos primarios. Si el mundo levantara esas barreras la riqueza fluiría de los países más ricos hacia los países más pobres, siguiendo sencillamente la ley del valor. ¿Por qué correría? Porque los productos primarios más baratos que hace el mundo pobre entrarían en masa en el mundo rico. Y la riqueza vendría desde el mundo rico hacia el mundo pobre hasta que se equilibren. Pero este mundo teórico no existe nada más que en la cabeza de algunos intelectuales que comen todos los días. El mundo real está lleno de obstáculos y de barreras. La historia de estos últimos cien años muestra los intentos de perforar esa barrera para poder penetrar, porque son liberales para vendernos pero no para comprarnos. Por eso se han construido muchos mecanismos, el último importante es el Mercosur para estar en condiciones de pelear de igual a igual con las naciones del mundo. Ese fue y es el intento Mercosur. Pero pasó lo que tenía que pasar. La vida demuestra que la concordancia ideológica no necesariamente ambienta relaciones comerciales. Le va muy bien al partido comunista chino vendiendo y vendiendo a Estados Unidos. Le va bastante bien al partido comunista vietnamita vendiendo y vendiendo al que se cuadre. Yo me acordaba de los acuerdos de Stalin y Hitler de 1930; y me acordaba de los acuerdos de Stalin con la General Motors y la Ford.
Nos hemos equivocado
A veces las ideas concuerdan con las políticas comerciales y a veces no. Nadie pensaba que íbamos a tener estas contradicciones en nuestro Mercosur cuando presidentes más o menos medio zurdotes llegan al gobierno. Pensamos lo contrario y nos hemos equivocado. ¿Por qué? Porque los presidentes no son reyes y hacen lo que pueden y están prisioneros en un marco de sociedades con intereses. No sólo la política gobierna, la política soporta el juego entrecruzado de intereses que han dividido a América. América es una nación sin crear, hemos logrado crear países pero la nación es una deuda. Allá en el norte con la guerra de Secesión triunfo la unidad, pero en América Latina la unidad no ha triunfado. Y tenemos tantos países porque no supimos construir la nación. Ésa es la deuda histórica que no sabemos si algún día podremos retomar. Pero en el comercio lo que juega más que las ideas son las ventajas comparativas, que cada cual busca explotar en la medida de lo que puede. No me asusta que comerciemos con Estados Unidos, lo que me asusta es que nos quedemos sólo comerciando con Estados Unidos, ahí si no te la llevo. Hay que ver el tema con Finlandia porque no se pueden llevar de garrón todo este nido, tienen que poner el huevo de alguna manera. Hay que entrar al norte de Asia. Ni se le ocurra a nadie abandonar a Irán, porque no se a quién le vendemos el arroz. Los líos que tienen con los gringos es cosa de ellos. Vender en Asia, un poquito acá y otro poquito allá. Y si en lugar de pagarle el 26% a Bush por la entrada de carne le pagamos el 9%, fenómeno, son cincuenta millones de dólares más que nos quedan en casa.
Los gobiernos pasan y los pueblos quedan
El Mercosur está abollado pero los países no se mudan. Como nosotros estamos en la boca del Río de la Plata, como hemos construido una costa para confraternizar en los veranos con los queridos hermanos argentinos -desinteresadamente-,si hemos gastado cincuenta años de historia en hacer ese disparate de tierra tan caro que se llama Punta del Este; si tenemos un pasado y una historia; si nos gusta ir a Buenos Aires y si les gusta a los porteños venir al Uruguay, venir a vivir a Colonia... entonces... aguantemos, aguantemos, aguantemos... porque los gobiernos pasan y los pueblos quedan. Y tenemos que entender que tenemos que salir de sábado a la noche con la mina que se descuide, pero nuestro casamiento está en la región. ¿Y por qué?... porque no veo la viabilidad en el Uruguay jugando en contra de la región. No. Es más bien al revés. Entonces, papeleras van y papeleras vienen, eso de una forma u otra tendrá que pasar porque es parte de la historia y de la historieta. Pero lo que creo es trascendente es que tenemos que pensar en guardar un pedazo en una esquina para hacerle un puerto a Bolivia y a Paraguay; un puerto internacional que les de salida al Atlántico a los que están clavados en el corazón de América y si no lo hacemos somos unos carneros. De alguna manera hay que inventar un puerto que los ayude a pelear su independencia económica. Y tenemos que entender que el Mercosur con Venezuela puede ser el único gran bloque superávit ario en energía que hay arriba de la tierra; tenemos que entender que la rica pampa Argentina y esa Amazonia con todo lo que tiene y la energía de Venezuela; es un porvenir de desafío en el mundo que viene y pase lo que pase hay que pelear estratégicamente por lograr una unidad más allá del gobierno tal o el gobierno cual, en el mundo que va a venir, por la verdadera libertad. Y hay que mirar lejos y nosotros como uruguayos tenemos que venderle la "pinta" lo mejor que podamos a Estados Unidos. Pero yo vengo de Caracas. Ese país yo diría que lo hicieron para darle cabida a los uruguayos. ¿Por qué? Porque es un país de veintiocho millones; país importador de todo lo que tenemos y estamos atorados nosotros; y que produce lo que nosotros compramos. Treinta y cinco pesos vale un kilo de papa en las calles de Caracas, setenta pesos un kilo de manzana o de pera. Todo lo que tiene Canelones: el vino -los treinta millones de litros que nos están sobrando que no sabemos qué hacer-, la manteca, la leche en polvo que tiene el Uruguay, todo cabe en ese mundo. Hay que pelear dentro del Mercosur por un arancel cero con Caracas, porque más allá de los líderes políticos que van y vienen, Venezuela está ahí con su petróleo, con su gente amontonada en la costa, con su tropicalidad, con el aumento del poder adquisitivo de su masa; y nosotros estamos acá como país meridional con todo ese arsenal de trigo, de carne, de queso, de leche en polvo, de cebolla, de papa. Cualquier obrerito que se ponga a sacar números y que hable con la vida llega a esa conclusión. No hay ningún país en la vuelta que ofrezca la equidad -no la lástima, no la pierna política-, sino la correspondencia económica profunda que es lo único verdadero a largo plazo. Porque cuando hay correspondencia económica más allá de las voluntades políticas, una vez abierta e iniciada la corriente la corriente se mantiene. Otro Canelones tendríamos en cinco años si lográramos un arancel cero con Caracas y otra comida tendrían los venezolanos -a otro precio seguramente-; y otro precio en la energía y a partir de la energía en el hierro, en los fertilizantes, en el costo de la petroquímica... Le pido la bolada al Presidente que anda por ahí, le pido la bolada para pelear directamente un rápido arancel cero con este formidable país en el marco de esta coyuntura. Dejarla pasar sería un grave error. Hay que atar a Venezuela al Mercosur; pero al mismo tiempo hay que atar los negocios que se puedan con Europa y al mismo tiempo los negocios que se puedan con el norte de África y con Asia, aplicando esa estrategia de "un poco a muchos y no mucho a pocos". Recordemos lo que nos pasó con Brasil en enero de 1999, nos devaluó y nos dejó con las ruedas para arriba; eso porque le estábamos vendiendo demasiado y le estábamos comprando demasiado, aprendamos la lección de nuestra propia historia.
Gallegos modernos que aprenden rápido
Por eso compañeros, yo creo que es hora de aclararnos la cabeza frente a estas cosas, cómo nos dedicamos a la complejidad de este partido; en lugar del patrioterismo ordinario con los desafíos que nos vienen de la Argentina. Pudimos y debimos haber arreglado antes... y no pudimos. Quería dar una opinión personal, yo tenia una desconfianza con los gallegos, con Ence, pero estos gallegos son modernos aprenden rápido -muy rápido- tuvieron una táctica espléndida, le abrieron toda la cancha al gobierno para que negociara, se ganaron definitivamente una amplia simpatía; y los finlandeses seguramente que son bastante "troncosos" -muy inteligentes pero bastante "troncosos"- vienen de un país con mucho tronco mucho árbol, no tenían cintura ninguna para llevarnos en un momento clave y ningún gobierno debe decir a una empresa PARE; pero ninguna empresa puede o debe hacerse el sota cuando le conviene parar a favor de una coyuntura difícil. La pifiaron. La que tienen para enmendar es buscar abrir el mercado de Finlandia que gasta más de treinta millones sólo en importar tomate fresco, la que tienen en la vaina, la otra la tenemos apuntada. Porque muy bien los porteños pueden decir con mucha claridad: "pero si ustedes no pudieron parar treinta o cuarenta días esa empresa que está haciendo obras de albañilería, cómo nos van decir que si agrede el medio ambiente la pueden a parar". ¿Y qué les contestamos? Nos dejaron mal parados cuando estábamos a punto de encontrar una salida. Les digo la visión que tengo: bien valía haber parado en ese momento porque estaban las condiciones dadas, porque un presidente tampoco puede hacer lo que quiera: hay que ayudarlo; nunca pidas lo que no te pueden dar y cuando necesitábamos la colaboración de las empresas no la tuvimos pero ya pasó ahora el lío es jurídico y no opino. Socorro!
Tenemos un país esquizofrénico
Entonces yo quiero dejar en claro que por muchas ventanas que le podamos abrir al mundo lo que los economistas llaman la inserción internacional -que en pueblo quiere decir la chance que podés tener para negociar, para vender- y todo derecho del trabajo empieza por cómo vas a vender y trabajar para no vender es trabajar al cuete. Esto que se llama la inserción internacional tiene una importancia fenomenal pero aislada tampoco decide nada. Porque para tener boliches abiertos, ventanas abiertas hay que tener para vender y para tener para vender hay que arreglar problemas estructurales adentro del Uruguay y esos problemas no los van a arreglar de afuera los tenemos que arreglar nosotros y ese es nuestro problema. Puede haber potencialmente todos los clientes que se quieran pero el asunto ahora es movilizar la economía, efectivamente desarrollar el país productivo para esto. ¿Pero dónde está la contradicción? La contradicción está por ejemplo en que aumentaron la exportación de lácteos un 40% el año pasado no vimos nada pero estamos vendiendo las vacas estamos exportando las máquinas de hacer leche cada vaca que vendemos perdemos mil dólares por año de producto agregado que podía quedar en el Uruguay; y como un bicho vive cinco años son cinco mil dólares que perdemos por cada vaca que se va del país y porqué se van se van porque no tenemos tierra disponible para darle a la lechería y tenemos tamberos chicos familiares ahogados y tanta tierra pero no tenemos voluntad política para poner unos mangos para arrendarles la tierra a esos tamberos chicos esos son los problemas que tenemos que arreglar y vamos a dejarnos de joder, ese es el país productivo. Y como explicar el país productivo con un Banco República que no le dejan dar crédito porque lo tienen ahorcado de tanta seguridad que le piden del Banco Central y en vez de dar crédito tenemos un Banco Republica para pagar sueldos a los empleados y sacar plata para afuera. Tenemos un país esquizofrénico. Logramos reunirlo, tenemos el capital y el capital que juntamos no aprendemos a usarlo y lo sacamos para afuera y los gremios de las AFAP gritan que los dejemos sacar la guita -los "terroristas", digo- que quieren ir afuera del país porque no tienen cómo colocarla. Están locos. Precisamos guita, precisamos inversión, tenemos toda una literatura al respecto; ésos son los problemas que tenemos que arreglar. Me acuerdo que costó sangre sudor y lágrimas y algunos whiskies también, un acuerdo por el cual le íbamos a arreglar la vida a cuatro o cinco mil productores rurales complicados a consecuencia de la crisis. No se cumplió un carajo. Porque no se aprobó una ley en el Parlamento pero se aplicó la ley que quisieron los gerentes. Y ahí andan rematando potreros. Vean cierto diario de páginas muy grandes que anda por ahí y verán los letreros. No hemos cumplido. Hicimos un acuerdo de altura y en la práctica no cumplimos porque no pudimos. Porque a veces somos como el rey de Inglaterra: que reina pero no gobierna. La burocracia pesa mucho más que aquellos elegidos. Estas cosas las tenemos que llamar como son, el país productivo significa invertir donde se labura y aplicar una política de riesgo que facilite la exportación, hay que jugar fuerte, hay que arriesgar. El país tiene gigantescas posibilidades, pero no tiene todo el tiempo del mundo.
Todos tenemos que cambiar
Entonces nosotros sentimos en carne propia el peso de los compromisos y las cosas que no hemos podido hacer. Al Estado no le pudimos entrar, porque -papel va y papel viene- no hemos podido sacarle el título de diez mil hectáreas para los tamberos chicos que están reclamando tierra. Y es tierra de la Nación. Y está al cuete; y así sucesivamente. Lo que quiero trasmitir es la fajina de lo que tenemos acá adentro. Esto lo arreglamos nosotros o no lo arregla nadie. Cuando me dicen "a fulano esto y a mengano lo otro": ¡Luche hermano... luche! El haber votado un gobierno implica que es la hora de la responsabilidad; somos un país envejecido con una burocracia envejecida, con un Estado acostumbrado a dejar correr y a dejar pasar; nadie se mata por el cumplimiento de la función pública pero tenemos que darnos cuenta que todos tenemos que cambiar, que todos tenemos que comprometernos, que es la hora de la responsabilidad, y que está bien patear pero hay que laburar y hay que poner el hombro y hay que cinchar porque nadie nos va a regalar la riqueza. La riqueza sale de la organización del trabajo y es antes que nada una fenomenal acumulación de trabajo humano. Esto hay que entenderlo. Entonces compañeros tenemos que hacer negocios con los que se pueda, pero en primer término tenemos que hacer negocios con nosotros mismos. El primer negocio con nosotros mismos es intentar ser mejores, dar cosas pequeñas o grandes con las que estamos comprometidos en la vida. No podemos esperar a que el hombre cambie algún día, cuando se aten los perros con chorizo. El hombre cambia en la medida que se compromete con la realidad y sólo hasta cierto punto. Los recursos que tenemos son éstos, yo sé que hay contradicciones pero no podemos seguir reprochando y tirando la pelota para adelante, se nos termina el tiempo, se nos acaba el tiempo, es la hora del compromiso. Queridos compañeros, critiquen, critiquen todo lo que quieran, pero no se sienten a criticar; vayan criticando en la medida que hacen, el que no hace no tiene derecho a criticar. Bienvenida la crítica de los que se comprometen, bienvenida la crítica de los que luchan. Malvenida la crítica de los cómodos, de los escépticos, de los que creen que no se puede cambiar nada. Hay que asumir partido hasta mancharse, no se puede ser neutral, ser de izquierda es tener una concepción del hombre generosa lo cual no quiere decir que seamos perfectos, porque estamos en una sociedad donde todos tendemos a ser un pequeño burgués, donde todos llevamos un consumista potencial adentro, no seamos tan jueces ni inflexibles con nuestros compatriotas y tengamos el coraje de ver nuestras propias debilidades. Pero viéndonos como somos respetémonos un poco más, juntémonos un poco más y seamos parte de los dolores y los partos que tiene nuestro pueblo. Vale la pena comprometerse en este pedazo de historia, porque si esta izquierda fracasa no viene una izquierda mejor viene un derechazo que te hace retroceder décadas. Esta izquierda tiene sus defectos y sus carencias pero esta izquierda es tu capital y es lo que pudimos conformar como sociedad y como pueblo a lo largo de muchas décadas. Rendir un homenaje a un viejo luchador, sembrador de esperanzas y de sueños, heterodoxo en la manera de pensar, negador en el análisis dialéctico, el primer defensor que tuvo en años difíciles Rosa Luxemburgo -porque había que defender a Rosa Luxemburgo hace cincuenta años cuando reinaba el peso de la Unión Soviética, el peso teórico de la dictadura del proletariado y del Estado y la Revolución-, el Bebe a pesar de todo mantenía la independencia de su cabeza. Esta es la mejor herencia que nos ha dejado: tener independencia en la cabeza, en el acierto y en el error, y pelear por construir no una majada de hombres sino un conjunto pequeño de libertadores con todos los defectos que la humanidad tiene. Gracias compañeros.
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