Con torno

un llanto un manto una roja canción
estruja el final de aquella esquina
redobla y tamborea la primera fe
arranca lamenta ruge violenta
la cruz achicharrada el cielo que baña
el cabrío macho la mujer suela
un sueño quebrado una risa poca
un maíz que no quiso panearse
que no dejó que la mano lo aplaste
que nuestra ruina mancille su pie
porque una casa de clavos de miedo
no es morada ni alimento ni siglo
no cobija no duerme no calma
esta mueca este canto esta estepa

hasta este pueril ramillete de letras
conoce y resigna su destino de arrabal:
nada habrá más que su contorno
en este pequeño desierto de almas
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